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Complicaciones del embarazo

¿Cuáles son algunas de las complicaciones más comunes en el embarazo?

La mayoría de los embarazos transcurren sin incidentes. Pero algunas veces puede haber complicaciones. A continuación se mencionan algunas de las complicaciones más comunes del embarazo.

Complicaciones con el líquido amniótico

Demasiado o muy poco líquido amniótico en la bolsa que rodea al feto puede ser un signo de algún problema en el embarazo. Demasiado líquido puede ejercer presión sobre el útero de la madre y provocar el trabajo de parto prematuro. También puede ejercer presión sobre el diafragma de la madre. En este caso, puede causarle problemas para respirar. Los líquidos tienden a acumularse cuando hay diabetes no controlada, embarazos múltiples, tipos de sangre no compatibles o anomalías congénitas (defectos de nacimiento). Muy poco líquido puede ser un signo de anomalías congénitas, retraso en el crecimiento o muerte fetal.

Sangrado

El sangrado en las últimas etapas del embarazo puede ser un signo de algún problema en la placenta, de infección en la vagina o el cuello uterino o de trabajo de parto prematuro. Las mujeres que tienen sangrado en las últimas etapas del embarazo pueden estar en mayor riesgo de perder el bebé y de perder mucha sangre. Informe de inmediato al proveedor de atención médica si tiene sangrado en cualquier momento durante el embarazo.

Embarazo ectópico

Un embarazo ectópico ocurre cuando el feto crece fuera del útero. Puede ser en las trompas de Falopio, en el conducto endocervical, en la pelvis o el abdomen. Por lo general, la causa del embarazo ectópico es tejido cicatricial en la trompa de Falopio debido a una infección o una enfermedad. El riesgo de tener un embarazo ectópico es mayor en las mujeres que se hicieron procedimientos de ligadura de trompas, en especial si tenían menos de 30 años cuando se los realizaron.

Los embarazos ectópicos ocurren en alrededor de 1 de cada 50 embarazos. Pueden ser muy peligrosos para la madre. Algunos síntomas son manchas y cólicos. Cuanto más tiempo se extienda el embarazo ectópico, mayor será la probabilidad de que se rompa la trompa de Falopio. Se puede confirmar el diagnóstico con una ecografía y análisis de sangre. El tratamiento de un embarazo ectópico puede incluir medicamentos o cirugía para extraer el feto.

Aborto espontáneo o pérdida del feto

El aborto espontáneo es la pérdida del embarazo que ocurre antes de las 20 semanas de gestación. La mayoría de los abortos espontáneos ocurren antes de las 12 semanas. Se dan en aproximadamente el 10 % al 15 % de todos los embarazos. Por lo general, se deben a anomalías genéticas o cromosómicas.

Los abortos espontáneos suelen ir precedidos de manchado (hemorragia uterina escasa) y cólicos intensos. Se puede hacer una ecografía y análisis de sangre para confirmar el aborto espontáneo. Por lo general, el feto y el contenido del útero se expulsan de forma natural. Pero si esto no sucede, podría ser necesario realizar un procedimiento que se llama dilatación y legrado. Consiste en usar instrumentos especiales para eliminar el embarazo anormal.

La pérdida del feto durante el segundo trimestre puede ocurrir si el cuello uterino es débil y se abre muy pronto. Esto se conoce como insuficiencia cervicouterina. En algunos casos, el proveedor de atención médica puede cerrar el cuello uterino con puntos de sutura hasta el momento del parto para prevenir la pérdida del embarazo. También se puede administrar progesterona durante el embarazo para impedir que el cuello uterino se dilate.

Complicaciones con la placenta

En un embarazo normal, la placenta se adhiere a las paredes del útero. Pero podrían darse 3 tipos de complicaciones con la placenta:

  • Desgarro de la placenta. En ocasiones, la placenta se desprende antes de tiempo de la pared del útero. Esto se conoce como desgarro de la placenta. Provoca sangrado y disminuye el aporte de oxígeno y nutrientes al feto. El desprendimiento puede ser completo o parcial. Por lo general, se desconoce la causa del desgarro de la placenta. Ocurre en aproximadamente 1 de cada 100 nacidos vivos.

    El desgarro de la placenta es más común en las mujeres que fuman, tienen presión arterial alta o en los embarazos múltiples. También sucede en mujeres que ya tienen hijos o con antecedentes de desgarro de la placenta. Los síntomas y el tratamiento dependen del grado de desprendimiento. Los síntomas pueden ser sangrado, cólicos y sensibilidad en el abdomen. El diagnóstico a menudo se confirma con un examen físico. También es posible que se haga una ecografía. Es común que la mujer tenga que ser hospitalizada para tratar esta afección. Es posible que deba dar a luz al bebé antes de lo esperado.

  • Placenta previa. Normalmente, la placenta se encuentra en la parte superior del útero. La placenta previa es una afección en la cual la placenta se adhiere cerca del cuello uterino o lo cubre. Este tipo de complicación ocurre en 1 de cada 200 partos. Sucede con más frecuencia en las mujeres que tienen tejido cicatricial en el útero debido a embarazos anteriores. También ocurre en mujeres que tienen fibromas u otros problemas en el útero o en mujeres que tuvieron cirugías en el útero.

    Los síntomas pueden ser sangrado vaginal de color rojo vivo y que no está acompañado de sensibilidad ni dolor en el abdomen. El diagnóstico se confirma con un examen físico y una ecografía. Según la gravedad del problema y la etapa del embarazo, es posible que le indiquen un cambio en las actividades o que haga reposo en cama. Con frecuencia, el bebé debe nacer por cesárea. De ese modo, la placenta no se desprende antes de tiempo ni impide que el bebé reciba oxígeno durante el parto.

  • Placenta acreta. En ocasiones, la placenta o parte de ella invaden la pared uterina. En consecuencia, puede haber sangrado durante el tercer trimestre. Este problema quizás se descubra antes del parto con una ecografía o una resonancia magnética. Puede provocar un sangrado que ponga en peligro la vida. Un proveedor de atención médica planificará cuidadosamente el parto. Con frecuencia, se necesitará una histerectomía después del parto.

Preeclampsia o eclampsia

La preeclampsia (o toxemia eclámptica) produce presión arterial alta durante el embarazo. También es posible que haya proteínas en la orina. En ocasiones, la mujer puede tener hinchazón debido a la retención de líquidos. La eclampsia es una forma más grave de este problema. Puede producir convulsiones, coma o incluso la muerte.

Se desconoce la causa de la preeclampsia. Pero es más común en el primer embarazo. Afecta a alrededor del 5 % al 8 % de todas las embarazadas. Otros factores de riesgo de preeclampsia incluyen lo siguiente:

  • Tener un embarazo múltiple

  • Ser una madre adolescente

  • Tener más de 40 años

  • Tener presión arterial alta, diabetes o enfermedad renal antes de haber quedado embarazada

  • Tener antecedentes de trombofilia o lupus

  • Tener antecedentes de embarazo por fecundación in vitro

  • Tener obesidad con un IMC mayor de 30

Los síntomas pueden ser hinchazón grave de las manos y la cara, presión arterial alta, dolor de cabeza, mareos, irritabilidad, reducción del volumen de orina, dolor abdominal y visión borrosa. El tratamiento varía según la gravedad de la afección y la etapa del embarazo. Puede incluir hospitalización, reposo en cama, medicamentos para bajar la presión arterial y control minucioso del feto y de la madre.