Infecciones por Haemophilus influenzae
¿Qué es la Haemophilus influenzae?
Haemophilus influenzae (o H. influenzae), representa un grupo de bacterias que puede causar diferentes tipos de infecciones en los bebés y los niños. La H. influenzae causa más frecuentemente infecciones del oído, del ojo o de los senos paranasales y neumonía. Una cepa más grave de la bacteria, denominada H. influenzae tipo B, ha sido prácticamente eliminada en los EE.UU. debido al desarrollo de vacunas eficaces disponibles desde 1988. La cepa más peligrosa causa meningitis (infección de las membranas que rodean el cerebro) y una infección que pone en riesgo la vida llamada epiglotitis (infección en la zona de la garganta que cubre y protege la laringe (caja de la voz) y la tráquea durante la deglución). Sin embargo, tanto la meningitis como la epiglotitis pueden ser causadas por otras bacterias. Es muy poco frecuente que los niños desarrollen infecciones por H. influenzae tipo B. La infección se puede presentar si el niño no ha completado la serie de inmunizaciones o en los niños mayores que no fueron vacunados cuando eran bebés.
¿Cómo se transmite la H. influenzae?
Las bacterias H. influenzae viven en el tracto respiratorio superior y en general se transmiten por contacto estrecho con una persona infectada. Las partículas en el aire expulsadas cuando una persona infectada tose o estornuda pueden ser inhaladas por otra persona y provocarle una infección.
¿Cuáles son los síntomas de la H. influenzae?
A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de las infecciones por H. influenzae. Sin embargo, cada niño puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
Otitis media (infección del oído medio). Puede desarrollarse después de que un niño tiene un resfrío común provocado por un virus. Los síntomas pueden incluir:
irritabilidad inusual
dificultad para dormir o permanecer dormido
tironearse de una o ambas orejas
fiebre
supuración de líquido de uno o ambos oídos
pérdida del equilibrio
dificultades auditivas
dolor de oídos
disminución del apetito
Conjuntivitis. Inflamación de la conjuntiva del ojo. La conjuntiva es la membrana que recubre el interior del párpado y la parte visible del ojo. Los síntomas pueden incluir:
enrojecimiento
hinchazón
supuración de uno o ambos ojos
ardor en los ojos
fotofobia (sensibilidad de los ojos a la luz)
Sinusitis. Infección en los senos paranasales. Los síntomas pueden incluir:
En niños pequeños:
goteo o congestión nasal durante más de 10 a 14 días. Las secreciones pueden volverse ser espesas y de color verdoso, amarillento o teñidas de sangre.
tos nocturna
tos diurna ocasional
hinchazón alrededor de los ojos
dolor de cabeza (si bien los niños menores de cinco años no suelen quejarse de dolor de cabeza)
En niños más grandes:
goteo nasal o síntomas de resfrío durante más de 10 a 14 días
goteo en la garganta desde la nariz
dolor de cabeza
molestias en la cara (generalmente sobre los huesos de las mejillas o sobre los ojos, que empeora cuando el niño se inclina hacia adelante)
mal aliento
tos
fiebre
dolor de garganta
hinchazón alrededor de los ojos (suele empeorar a la mañana)
Epiglotitis. Debido a la vacuna contra la H. influenzae tipo B, la epiglotitis es muy poco frecuente en bebés y niños. La epiglotitis es una infección en la zona de la garganta que cubre y protege la laringe (caja de la voz) y la tráquea (conducto de aire) durante la deglución. Puede ser mortal si no se trata rápidamente.
Algunos niños comienzan con una infección en las vías respiratorias superiores (como un resfrío). Los síntomas pueden incluir:
súbita aparición de dolor de garganta agudo
fiebre
voz apagada
ausencia de tos
A medida que la infección empeora, pueden aparecer los siguientes síntomas:
babeo
incapacidad de hablar
inclinación hacia adelante al sentarse
apertura prolongada de la boca (el niño mantiene la boca abierta)
Meningitis. Debido a la vacuna contra la H. influenzae tipo B, la meningitis es muy poco frecuente en bebés y niños. La meningitis es una infección de las membranas que circundan el cerebro y la médula espinal. Los síntomas pueden incluir:
en niños mayores de un año:
dolor en el cuello y/o la espalda, especialmente cuando se acerca la barbilla al pecho
dolor de cabeza
náuseas y vómitos
rigidez del cuello
en bebés, los síntomas no se detectan con facilidad y pueden incluir:
irritabilidad
sueño permanente
rechazo al biberón
llanto al ser alzado o cargado
llanto inconsolable
abultamiento de la fontanela (parte blanda localizada en la parte superior de la cabeza)
cambios de conducta
generalmente el bebé evita doblar el cuello cuando trata de jugar con un juguete o levantarlo
Los síntomas de una infección por H. influenzae pueden parecerse a los de otros trastornos de salud. Consulte siempre al médico de su hijo para el diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica la H. influenzae?
El médico de su hijo puede diagnosticar la enfermedad basándose en un examen clínico y en los antecedentes médicos del niño. Los exámenes específicos dependerán de la ubicación de la infección. En algunos casos, el médico puede extraer una muestra de la secreción del ojo o el oído, o de sangre o líquido encefalorraquídeo. En otras situaciones, quizás no sea posible realizar esos procedimientos y se determinará un diagnóstico en función de los síntomas específicos del niño. Otros exámenes de diagnóstico pueden incluir los siguientes:
Radiografías de tórax (pecho) o de cuello. Examen de diagnóstico que utiliza rayos de energía electromagnética invisible para obtener imágenes de los tejidos, los huesos y los órganos internos en una placa radiográfica.
Análisis de sangre
Tratamiento para las infecciones por H. influenzae
Los tratamientos para las infecciones por H. influenzae dependen en gran medida de la zona del cuerpo afectada por la infección. El tratamiento específicoserá determinado por el médico del niño basándose en lo siguiente:
la edad de su hijo, su estado general de salud y sus antecedentes médicos
la gravedad de la enfermedad
la tolerancia de su hijo a determinados medicamentos, procedimientos o tratamientos
cuánto se cree que durará la enfermedad
su opinión o preferencia
Independientemente de la ubicación de la enfermedad, es posible utilizar antibióticos para tratar las infecciones causadas por H. influenzae. La duración del tratamiento variará en función de la ubicación y gravedad de la infección. Es posible utilizar terapias de apoyo dirigidas a tratar los síntomas presentes.
Prevención de la H. influenzae
La inmunización contra el tipo B (la cepa más agresiva de H. influenzae) se administra como rutina en una serie de tres o cuatro dosis. Se la suele conocer como vacuna "Hib". La dosis principal se administra a los dos y cuatro meses de edad o a los dos, cuatro y seis meses según la marca que recete el médico. Entre los 12 y los 15 meses de edad del bebé se administra un refuerzo. Si el niño no recibió la vacuna y es mayor de cinco años, es posible que no sea necesario inmunizarlo. Se recomienda que otros grupos reciban la vacuna, por ejemplo:
adultos y niños con anemia drepanocítica
personas a quienes se les ha extirpado el bazo
adultos y niños con sistemas inmunitarios debilitados
personas VIH positivas