Meningitis
¿Qué es la meningitis?
La meningitis es una enfermedad causada por una inflamación de las meninges, las membranas que rodean al cerebro. La inflamación generalmente es causada por infección del fluido que rodea el cerebro y la médula espinal. Hay tres meninges, estas son:
La duramadre. Esta es la membrana exterior que se adhiere al interior del cráneo.
La aracnoides. Esta es una membrana intermedia.
La piamadre. Esta es la membrana más interna, que se adhiere al cerebro.
¿Qué causa la meningitis?
Hay dos tipos distintos de meningitis, cada una con causas diferentes:
Viral (causada por un virus)
La meningitis viral es más común que la meningitis bacteriana, aunque raras veces amenaza la vida. La meningitis viral puede ser causada por virus diferentes, y se propaga entre las personas por la tos o el estornudo, o a través de una mala higiene. Otros gérmenes se pueden encontrar en aguas residuales contaminadas. En raras ocasiones, ciertos insectos, como los mosquitos y garrapatas, pueden transmitir estos virus. Las picaduras de insectos pueden ser la forma en que se introduce el virus en un paciente, con la propagación del virus de la sangre al cerebro.
La meningitis viral puede, en raras circunstancias, ser ayudada por medicamentos antivirales especiales que atacan específicamente a ciertos virus. Normalmente, la recuperación es completa, pero pueden persistir dolores de cabeza, fatiga y depresión.
Bacteriana (causada por una bacteria)
La meningitis bacteriana, aunque rara, puede ser fatal.
Las bacterias se pueden propagar a través del intercambio de secreciones respiratorias y de la garganta, como la tos y besos.
Muchas especies de bacterias pueden causar meningitis. A continuación se presentan cuatro tipos:
Meningitis Neisseria (meningococo). El meningococo es una causa común de meningitis bacteriana en niños de dos a 18 años de edad. Se propaga por gotitas respiratorias y contacto cercano. Por razones desconocidas, solo una pequeña fracción de portadores desarrollan meningitis. La meningitis meningocócica ocurre con más frecuencia en los primeros años de la vida, pero también puede ocurrir en poblaciones cerradas, como en las escuelas.
Neumonía por estreptococo (neumococo). El neumococo es la forma más común y más grave de meningitis bacteriana. Quienes están en alto riesgo son personas con sistemas inmunológicos debilitados.
Haemophilus influenzae tipo b. El desarrollo de la vacuna para la Haemophilus influenzae tipo b ha disminuido drásticamente el número de casos en los EE.UU. Los niños que no tienen acceso a la vacuna y quienes están en guarderías están en un riesgo más alto de adquirir la meningitis provocada por Hæmophilus influenzae.
Listeria monocytogenes. La Listeria monocytogenesse ha convertido en una causa frecuente de meningitis en neonatos, mujeres embarazadas, personas mayores de 60 años y en personas de todas las edades que están inmunocomprometidas.
¿Cómo llega la infección al cerebro?
La infección puede alcanzar el cerebro mediante rutas diferentes, incluyendo el torrente sanguíneo de otra parte infectada del cuerpo, a través de los huesos del cráneo, de senos nasales infectados o del oído interno, o de una lesión en la cabeza, como un cráneo fracturado o herida penetrante. En particular, esto ocurre cuando la resistencia del cuerpo está comprometida por ciertos factores como luego de una cirugía o una hospitalización extendida, un sistema inmunológico debilitado, o como resultado de una disfunción renal crónica.
¿Cuáles son los síntomas de la meningitis?
Los siguientes son los síntomas más comunes de la meningitis. Sin embargo, cada persona puede experimentar los síntomas de manera diferente. Los síntomas pueden incluir:
Fiebre
Cefalea
Náuseas y vómitos
Rigidez del cuello
Fotofobia (baja tolerancia a la luz brillante)
Confusión
Molestias o dolor en las articulaciones
Somnolencia
Convulsiones
Los síntomas en los niños pueden también incluir:
Fiebre
Llanto agudo
Color pálido y manchado de la piel
Inapetencia
Vómitos
Molestos y quejosos
Espalda arqueada
Dificultad para despertarse
Es importante advertir que estos síntomas pueden no ocurrir a la vez, tampoco en todos los que contraen meningitis. Los síntomas de la meningitis pueden parecerse a otras condiciones o problemas médicos. Siempre consulte con su proveedor de atención médica para un diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica la meningitis?
Además de un historial médico completo y examen físico, los procedimientos de diagnóstico para la meningitis pueden incluir los siguientes:
Punción lumbar (llamada también punción espinal). Una aguja especial se coloca en la parte baja de la espalda, en el canal espinal. Esta es un área alrededor de la médula espinal. Entonces se puede medir la presión en el canal espinal y encéfalo. Una pequeña cantidad de fluido espinal cerebral (CSF) se puede retirar y enviar para pruebas para determinar si hay una infección u otros problemas. El CSF es el fluido que baña el encéfalo y la médula espinal.
Pruebas de sangre
Tomografía computarizada (llamada también un CT o CAT). Un procedimiento de diagnóstico por imagen que utiliza una combinación de rayos X y tecnología computarizada para producir imágenes horizontales, o axiales (llamadas con frecuencia rebanadas) del cuerpo. Un CT muestra imágenes detalladas de cualquier parte del cuerpo, incluyendo los huesos, músculos, grasa y órganos. Las CT son más detalladas que los rayos X generales.
Tratamiento de la meningitis
El tratamiento específico para la meningitis será determinado por su proveedor de atención médica con base en:
Su edad, salud global e historial médico
Extensión de la enfermedad
El organismo que está causando la infección
Su tolerancia a medicamentos específicos, procedimientos o terapias
Las expectativas del tratamiento de la enfermedad
Su opinión o preferencia
El tratamiento puede incluir:
Meningitis bacteriana. El tratamiento para la meningitis bacteriana generalmente involucra antibióticos intravenosos (IV). Mientras más temprano se inicie el tratamiento, mejor el resultado.A pesar de que se ha demostrado que la administración de esteroides es útil en el tratamiento de la meningitis bacteriana en infantes y niños, este tratamiento es utilizado con menos frecuencia en adultos. La dexametasona, un tipo de esteroide, se puede dar en casos más agudos de meningitis bacteriana, para disminuir la respuesta inflamatoria causada por la bacteria.
Meningitis viral. El tratamiento para la meningitis viral es generalmente de apoyo (orientado a aliviar los síntomas). Con la excepción del virus del herpes simple, no hay medicamentos específicos para tratar los organismos que causan la meningitis viral. Algunas veces se utilizan medicamentos antivirales para combatir algunos otros tipos específicos de virus, con beneficios variables.
Meningitis fúngica. Para tratar la meningitis fúngica se puede administrar un medicamento antimicótico.
Meningitis tuberculosa (TB). Se recomienda un largo tratamiento (un año) de medicamentos para personas que desarrollan meningitis TB. La terapia generalmente involucra tratamiento con varios medicamentos diferentes durante los primeros meses, seguido de otros medicamentos.
¿Qué es la terapia de apoyo para la meningitis?
Mientras una persona se recupera de meningitis, se pueden iniciar otras terapias para mejorar la curación y comodidad, y brindar alivio de los síntomas. Estas pueden incluir las siguientes:
Descansar en cama en una habitación escasamente iluminada
Medicamentos para reducir la fiebre y el dolor de cabeza. Se debe evitar la aspirina.
Además, se puede requerir oxígeno complementario o ventilación mecánica (respirador) si usted se pone muy enfermo y tiene dificultadas para respirar.
Prevención de la meningitis
Actualmente están disponibles varias vacunas para prevenir algunos de los organismos bacterianos que pueden causar meningitis. Sin embargo, la vacunación rutinaria con estas vacunas está recomendada principalmente para infantes y niños. También se recomiendan dos dosis a las edades de 11 hasta los 18 años.
En ciertas condiciones, su proveedor de atención médica puede recomendar una de las vacunas para la meningitis. Estas condiciones pueden incluir, pero no están limitados a, las siguientes:
Condiciones crónicas del pulmón, como un enfisema o COPD
Enfermedad del corazón
Diabetes
Disfunción renal (riñón) crónica
Viajar a países donde prevalece la meningitis
Estado disminuido de inmunidad
Ciertos trastornos de la sangre
Si tiene preguntas relacionadas con la prevención, consulte con su proveedor de atención médica.