Obesidad infantil: Cómo pueden ayudar los padres
La obesidad infantil en Estados Unidos crece a un ritmo alarmante. Según los CDC, la tasa de obesidad entre los niños y adolescentes estadounidenses se ha triplicado con creces desde 1980. La obesidad es una enfermedad compleja con muchas causas. Algunas de las causas de la obesidad infantil son la nutrición y los patrones alimentarios, los niveles de actividad física, la falta de sueño, la genética y el estrés emocional. Las condiciones en las que el niño vive, aprende y juega también pueden causar obesidad. En algunos casos, el exceso de peso de un niño puede deberse a una enfermedad o medicamento específicos.
¿Qué es la obesidad infantil?
La obesidad se define como un IMC (índice de masa corporal) igual o superior al percentil 95 para niños del mismo sexo y edad. El sobrepeso se define como un IMC igual o superior al percentil 85 pero inferior al percentil 95. El peso saludable se define como un IMC igual o superior al percentil 5 e inferior al percentil 85.
Estos percentiles se basan en las tablas de crecimiento de los CDC para niños y adolescentes de 2 a 19 años. En el caso de los niños y adolescentes, el IMC es específico para cada edad y sexo. A menudo se denomina IMC por edad. Un solo cálculo del IMC no basta para determinar el estado ponderal a largo plazo. Esto se debe a que la estatura y el peso de su hijo seguirán cambiando a medida que crezca. El pediatra utilizará el IMC junto con otros factores para determinar el peso de su hijo. Estos otros factores son los antecedentes familiares, la tensión arterial, los niveles de azúcar en sangre, los hábitos alimentarios y el nivel de actividad física. Usted puede calcular el IMC de su hijo.
Obesidad vinculada al comportamiento
Los niños que ingieren demasiadas calorías y no hacen suficiente ejercicio ni duermen lo suficiente corren el riesgo de padecer obesidad. Algunos niños sólo tienen un acceso limitado a alimentos sanos, como frutas y verduras. Esto incluye a los que viven en barrios de bajos ingresos. Muchos niños no realizan suficiente actividad física. Esto se debe a que cada vez más niños ven la televisión, juegan a videojuegos o realizan otras actividades frente a una pantalla. Para ayudar a combatir estos factores, los padres pueden hacer estos cambios positivos en la vida de los niños:
Moverse más en familia. Los niños de 3 a 5 años deben mantenerse físicamente activos durante todo el día. Esto incluye juegos activos como montar en triciclo o saltar a la comba. Los niños de 6 a 17 años necesitan al menos 60 minutos diarios de actividad física de intensidad media a alta. Esto puede incluir actividades aeróbicas divertidas como jugar al pilla-pilla y saltar a la comba. Dé un ejemplo positivo a sus hijos siendo usted mismo activo. Haga que el ejercicio forme parte de su rutina diaria. Intente pasear en familia, bailar, montar en bicicleta o jugar juntos al aire libre siempre que pueda.
Establezca rutinas regulares de sueño. Dormir bien ayuda a prevenir enfermedades. Entre ellas, la diabetes tipo 2 y la obesidad, las lesiones y los problemas de atención y comportamiento. Los niños que no duermen lo suficiente corren el riesgo de ganar peso de forma poco saludable. Retire las pantallas de la habitación de su hijo. Deje de utilizar las pantallas al menos una hora antes de acostarse. Siga un horario de sueño constante, incluso los fines de semana. Esto puede ayudar a los niños a dormir mejor.
Modele un plan de alimentación saludable. Seguir una dieta sana en familia puede ayudar a los niños a alcanzar y mantener un peso saludable. Los alimentos sanos y nutritivos incluyen verduras y frutas variadas, cereales integrales, proteínas magras y productos lácteos descremados o semidescremados. Mantén los refrescos y las patatas fritas fuera de casa. O tómelos sólo en ocasiones muy especiales. Pruebe a servir a sus hijos tentempiés aptos para niños. Por ejemplo, batidos de frutas, verduras crudas con salsa de yogur y apio con mantequilla de cacahuete. Si no hay productos frescos o cuestan demasiado, busca opciones congeladas.
Vigila el tamaño de las raciones. En las últimas décadas, las porciones de los alimentos, tanto en los supermercados como en los restaurantes, se han disparado. Asegúrate de que la cantidad de comida que ingieren tus hijos no sobrepasa el tamaño recomendado por el USDA para cada grupo de alimentos. Por ejemplo, una ración de cereales es media taza de espaguetis o una rebanada de pan normal. Media pechuga de pollo pequeña y una hamburguesa magra pequeña cuentan cada una como 1 ración de proteínas.
Limita el tiempo frente a la pantalla. Demasiado tiempo frente a una pantalla puede provocar que los niños duerman mal, aumenten de peso, saquen peores notas en el colegio y tengan una mala salud mental. La Academia Americana de Pediatría recomienda crear un plan familiar de medios de comunicación para ayudar a la familia a establecer prioridades en este ámbito. En este plan, los objetivos de salud, académicos y sociales se cumplen en primer lugar. Después se aborda el tiempo de uso de los medios. Puedes utilizar la página web de la AAP para elaborar tu propio plan familiar.
Céntrese en la salud, no en el aspecto físico. Culpar a alguien por la forma o el tamaño de su cuerpo no ayuda. A menudo es perjudicial y puede afectar al éxito del tratamiento. Al igual que otras enfermedades crónicas como el asma, el tratamiento de la obesidad debe centrarse en la salud general y la calidad de vida. Por ejemplo, los objetivos del tratamiento pueden incluir mejorar la autoestima, faltar menos a la escuela y participar en eventos como un maratón a pie.
Obesidad vinculada a una causa médica
Algunos niños padecen sobrepeso u obesidad debido a determinadas enfermedades o problemas hereditarios. Hable con el profesional sanitario de su hijo si le preocupa una causa médica del aumento de peso. Algunos ejemplos son:
Síndrome de Prader-Willi. Esta enfermedad hereditaria puede provocar sensaciones de hambre que no se pueden controlar y un metabolismo que quema menos calorías de lo normal. Otros síntomas son niveles bajos de hormonas sexuales y falta de tono muscular. La enfermedad no tiene cura, pero un diagnóstico precoz puede ayudar a los padres a tomar medidas para evitar que sus hijos sean obesos.
Síndrome de Cushing. Esta enfermedad suele afectar a adultos de entre 20 y 50 años. Pero puede darse en niños. En los niños con síndrome de Cushing, el ritmo de crecimiento se ralentiza, pero la tasa de aumento de peso aumenta. El síndrome de Cushing se caracteriza por una cara lunar, acné, piel que se amorata con facilidad, estrías y fatiga o depresión. Está causado por una exposición prolongada al cortisol, una hormona del organismo relacionada con el estrés. El exceso de cortisol puede deberse a tumores en las glándulas suprarrenales o la hipófisis, o al uso excesivo de esteroides. Dependiendo de la causa, el síndrome de Cushing puede tratarse con cirugía, radioterapia, quimioterapia y medicamentos. Si sospecha que su hijo puede padecerlo, hable con su pediatra.
Hipotiroidismo. Es una afección causada por una baja actividad de la glándula tiroides. Ésta controla la rapidez con la que el cuerpo quema calorías. Los niños con hipotiroidismo pueden tener un crecimiento lento y un desarrollo retrasado. Es menos común que el retraso del crecimiento y la baja estatura en los niños, pero muchos niños con hipotiroidismo tienen aumento de peso. También pueden tener la piel pálida y sentirse cansados. Los medicamentos para restablecer los niveles normales de hormona tiroidea pueden ayudar a tratar el hipotiroidismo. El pediatra puede realizar pruebas para detectar esta enfermedad.
Obesidad relacionada con el uso de medicamentos
Algunos niños padecen sobrepeso u obesidad debido a ciertos medicamentos que toman. Hable con el profesional sanitario de su hijo si le preocupa que un medicamento sea la causa del aumento de peso. Algunos ejemplos son
Antidepresivos
Esteroides
Anticonceptivos, incluidas las formas inyectadas
Medicamentos utilizados en niños con diabetes
Medicamentos para la psicosis
Medicamentos para las convulsiones