Enfermedad vascular periférica
¿Qué es la enfermedad vascular periférica?
La enfermedad vascular periférica (EVP) es un trastorno de la circulación lento y progresivo. Incluye todas las enfermedades en cualquiera de los vasos sanguíneos fuera del corazón y las enfermedades de los vasos linfáticos (las arterias, las venas o los vasos linfáticos). Los órganos que reciben el suministro de sangre a través de estos vasos, como el cerebro, el corazón y las piernas, pueden no recibir el flujo sanguíneo adecuado para su funcionamiento normal. Sin embargo, las partes afectadas con mayor frecuencia son las piernas y los pies, de ahí su nombre: enfermedad vascular periférica.
Los trastornos asociados con la EVP que afectan las venas incluyen la trombosis venosa profunda (TVP), las venas varicosas y la insuficiencia venosa crónica. El linfedema es un ejemplo de una EVP que afecta los vasos linfáticos.
Cuando la EVP afecta las arterias fuera del corazón, recibe el nombre de enfermedad arterial periférica (EAP). No obstante, los nombres "enfermedad vascular periférica" y "enfermedad arterial periférica" suelen usarse indistintamente. La EVP es una patología frecuente en pacientes con enfermedad coronaria, ya que la aterosclerosis, causa de la enfermedad coronaria, es una enfermedad generalizada de las arterias.
Los trastornos asociados con la EAP pueden ser oclusivos (la arteria se obstruye) o funcionales (la arteria se estrecha debido a un espasmo o se agranda). Algunos ejemplos de EAP oclusivas incluyen la oclusión arterial periférica y la enfermedad de Buerger (tromboangeítis obliterante). Algunos ejemplos de EAP funcionales incluyen la enfermedad de Raynaud, el síndrome de Raynaud y la acrocianosis.
¿Cuál es la causa de una enfermedad vascular periférica?
La EVP suele caracterizarse por un estrechamiento de los vasos sanguíneos que transportan sangre a los músculos de las piernas y los brazos. La causa más común es la aterosclerosis (acumulación de placa en el interior de las paredes de las arterias). La placa reduce la cantidad de sangre que fluye a las extremidades y el oxígeno y los nutrientes disponibles para los tejidos. Pueden formarse coágulos en las paredes de la arteria, lo que reduce aún más el tamaño interno del vaso y podría obstruir arterias principales.
Otras causas de la enfermedad vascular periférica incluyen traumatismos en los brazos o en las piernas, irregularidades en la anatomía de los músculos o ligamentos o infecciones. Generalmente, las personas con enfermedad coronaria (las coronarias son las arterias que suministran sangre al corazón) también padecen de enfermedad vascular periférica.
¿Qué trastornos se asocian con la enfermedad vascular periférica?
El término "enfermedad vascular periférica" engloba varios trastornos diferentes. Entre otros, se pueden incluir los siguientes:
Arterosclerosis. La arterosclerosis es la acumulación de placa en la pared interior de una arteria. La placa está formada por depósitos de sustancias grasas, colesterol, productos de desechos de las células, calcio y fibrina. La pared de la arteria se engruesa y pierde su elasticidad. Los síntomas de la arterioesclerosis pueden no ser muchos y desarrollarse en forma gradual, a medida que se acumula la placa. Sin embargo, cuando la obstrucción afecta a una arteria principal, puede provocar un ataque cardíaco, un derrame, un aneurisma o coágulos de sangre, según la ubicación de la obstrucción.
Enfermedad de Buerger (tromboangeítis obliterante). Es una enfermedad inflamatoria crónica en las arterias periféricas de las extremidades que origina el desarrollo de coágulos en arterias pequeñas y medianas de los brazos o las piernas que a su vez derivan en la obstrucción de las arterias. Esta enfermedad es más frecuente en los varones entre 20 y 40 años de edad habituados al tabaquismo. Entre los síntomas se incluyen dolor en las piernas o los pies, piel fría y húmeda, y una disminución de la sensibilidad al frío y al calor.
Insuficiencia venosa crónica. Es un trastorno prolongado en el que una o más venas no transportan un retorno sanguíneo adecuado desde las extremidades al corazón a causa de daños en las válvulas venosas. Los síntomas incluyen decoloración de la piel en los tobillos, piernas hinchadas y dolor sordo, pesadez o calambres en las extremidades.
Trombosis venosa profunda (TVP). La TVP es un coágulo que se produce en una vena profunda y puede desprenderse, ser transportado a los pulmones, obstruir una arteria pulmonar (embolia pulmonar) y originar un cuadro potencialmente fatal. Es más común en personas que han estado mucho tiempo inactivas, por ejemplo, sentadas durante un viaje o en un reposo prolongado después de una cirugía. Puede ser asintomática o presentar síntomas leves. Los síntomas incluyen: hinchazón y sensibilidad en la extremidad afectada, dolor en reposo y al comprimir, y venas que sobresalen.
Fenómeno de Raynaud. Es una enfermedad en la que las arterias más pequeñas que transportan la sangre a los dedos de las manos y de los pies se contraen (sufren un espasmo) cuando se exponen al frío o como resultado de algún trastorno emocional. Es más común en mujeres de entre 18 y 30 años. Los síntomas incluyen: frío, dolor y palidez en la punta de los dedos.
Tromboflebitis. La tromboflebitis es la formación de un coágulo en una vena inflamada de las piernas o los brazos, aunque mayormente se produce en las piernas. El coágulo puede encontrarse cerca de la piel (tromboflebitis superficial) o en un nivel más profundo del músculo (trombosis venosa profunda). Puede ser consecuencia de una acumulación de sangre, una lesión en la pared venosa o una alteración en la coagulación sanguínea. Los síntomas en la extremidad afectada incluyen hinchazón, dolor, sensibilidad, enrojecimiento y calor.
Venas varicosas. Se trata de venas dilatadas y torcidas producto de válvulas anómalas (permiten el retorno del flujo de sangre), por lo que se produce una acumulación de sangre. Son más comunes en las piernas o en la región inferior del tronco. Los síntomas incluyen moretones y sensación de ardor o dolor. A su vez, los síntomas se ven intensificados por el embarazo, la obesidad o por estar de pie durante periodos de tiempo prolongados.
¿Cuáles son los factores de riesgo de la enfermedad vascular periférica?
Un factor de riesgo es algo que puede aumentar las probabilidades de una persona de desarrollar una enfermedad. Puede tratarse de una actividad, de la alimentación, de los antecedentes familiares o de muchas otras cosas. Algunos factores de riesgo de la enfermedad vascular periférica pueden modificarse o tratarse, mientras que otros no.
Los factores de riesgo que no pueden modificarse incluyen:
la edad (constituye un factor de riesgo especialmente luego de los 50);
antecedentes de enfermedades cardíacas;
sexo masculino;
la diabetes mellitus;
la postmenopausia;
los antecedentes familiares de dislipidemia (niveles altos de lípidos en la sangre, como colesterol), hipertensión o enfermedad vascular periférica.
Los factores de riesgo que pueden modificarse o tratarse incluyen:
la enfermedad de las arteria coronarias;
la disminución de la tolerancia a la glucosa;
la dislipidemia (niveles anómalos de lípidos en la sangre);
la hipertensión (presión sanguínea alta);
la obesidad;
el sedentarismo;
el tabaquismo.
Los fumadores o las personas que padecen diabetes mellitus están expuestas a un riesgo mayor de complicaciones relacionadas con la enfermedad vascular periférica dado que estos factores de riesgo también reducen el flujo sanguíneo.
¿Cuáles son los síntomas de una enfermedad vascular periférica?
Aproximadamente la mitad de las personas diagnosticadas con enfermedad vascular periférica no padecen síntomas. Para quienes los padecen, lo más común es que el primer síntoma sea una claudicación intermitente en la pantorrilla (un malestar en la pierna similar a un calambre doloroso que se siente con el ejercicio y se alivia con el reposo). En reposo, los músculos requieren un flujo sanguíneo menor, por eso el dolor desaparece. Este síntoma puede manifestarse en una o ambas piernas, según la ubicación de la arteria que tiene el coágulo o se ha estrechado.
Otros síntomas de la enfermedad vascular periférica pueden incluir:
cambios en la piel, como por ejemplo, temperatura más baja o que la piel de las piernas y los pies se torne delgada, débil y brillante;
disminución de las pulsaciones en las piernas y en los pies;
gangrena (tejido muerto por falta de flujo sanguíneo);
pérdida del vello en las piernas;
impotencia;
heridas que no cicatrizan en los puntos de presión, como los talones o tobillos;
adormecimiento, debilidad o pesadez en los músculos;
dolor (con puntadas o ardor) en reposo, generalmente en los dedos de los pies durante la noche al estar acostado;
palidez al elevar las piernas;
decoloraciones rojizas o azuladas en las extremidades;
restricción del movimiento;
dolor agudo;
uñas de los pies más gruesas y opacas.
Los síntomas de la enfermedad vascular periférica pueden asemejarse a los de otros trastornos. Siempre debe consultar a su médico para obtener un diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica la enfermedad vascular periférica?
Además de un examen físico y de la historia médica completa, los procedimientos para el diagnóstico de la enfermedad vascular periférica pueden incluir uno o una combinación de los siguientes estudios:
Angiograma. Es una radiografía de las arterias y las venas para detectar la obstrucción o el estrechamiento de los vasos. Este procedimiento consiste en la inserción de una sonda delgada y flexible en una arteria de la pierna, a través de la cual se inyecta una solución de contraste. Gracias a la solución de contraste, las arterias y las venas se ven en la radiografía.
Índice tobillo brazo (ITB). El ITB consiste en la comparación de la presión sanguínea del tobillo con la presión sanguínea del brazo, para la cual se utiliza un tensiómetro y un eco-Doppler. Para determinar el ITB, se divide la presión sanguínea sistólica (el valor más alto de la medición de la presión) del tobillo por la presión sanguínea sistólica del brazo.
Perfil lípido en sangre. Es un análisis de sangre que mide los niveles de cada tipo de lípido presente en la sangre: colesterol total, colesterol LDL, colesterol HDL, triglicéridos y otros.
Ecografía Doppler de flujo sanguíneo. La ecografía utiliza ondas sonoras de alta frecuencia y una computadora para crear imágenes de vasos sanguíneos, tejidos y órganos. La técnica Doppler se utiliza para medir y evaluar el flujo sanguíneo. La debilidad o la ausencia de sonidos puede indicar obstrucciones en el flujo sanguíneo.
Angiografía por resonancia magnética (ARM). Este procedimiento de diagnóstico no invasivo utiliza una combinación de u imán grande, radiofrecuencias y una computadora para producir imágenes detalladas de los órganos y las estructuras del interior del cuerpo. La ARM generalmente se usa para observar el corazón y otros tejidos blandos con la finalidad de evaluar el flujo sanguíneo.
Prueba de esfuerzos o ergometría. Es una prueba que se realiza mientras un paciente camina sobre una banda continua para monitorear el corazón durante el ejercicio.
Fotopletismografía. Es una prueba similar al índice tobillo brazo, salvo que en este caso se usa un diminuto tensiómetro alrededor del dedo del pie para medir la presión sanguínea y un sensor de fotopletismografía (luz infrarroja que evalúa el flujo de sangre cercano a la superficie de la piel) para registrar formas de ondas y mediciones de presión sanguínea. Posteriormente, estas mediciones se comparan con la presión sanguínea sistólica del brazo.
Análisis de las formas de ondas del registro del volumen del pulso. Técnica utilizada para calcular los cambios del volumen sanguíneo en las piernas mediante un dispositivo que muestra los resultados como formas de ondas.
Prueba de hiperemia reactiva. Examen similar al ITB o a la ergometría que se usa en pacientes que no pueden caminar sobre una cinta. Se le pide al paciente que se recueste boca arriba y se le mide la presión sanguínea de los muslos y los tobillos con fines comparativos para determinar si hay una disminución entre ambas zonas.
Medición de presiones sanguíneas segmentarias. Procedimiento que permite comparar mediciones de presión sanguínea mediante un eco-Doppler en la zona superior del muslo, arriba y debajo de la rodilla, en el tobillo y en el brazo para determinar si el flujo sanguíneo está obstruido.
¿Cuál es el tratamiento para la enfermedad vascular periférica?
El tratamiento de la enfermedad vascular o arterial periférica tiene dos objetivos principales: controlar los síntomas y detener el avance de la enfermedad para disminuir el riesgo de ataque cardíaco, derrame y otras complicaciones.
Su médico determinará el tratamiento específico según:
su edad, estado general de salud e historia clínica;
qué tan avanzada se encuentre la enfermedad;
sus síntomas y señales;
su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias;
las expectativas para la trayectoria de la enfermedad;
su opinión o preferencia.
El tratamiento puede incluir:
Cambios en el estilo de vida para controlar los factores de riesgo, incluidos el ejercicio regular, una alimentación adecuada y dejar de fumar
tratamiento agresivo de trastornos existentes que podrían agravar la EAP, como la diabetes, la hipertensión o la hiperlipidemia (nivel elevado de colesterol en sangre)
Medicamentos para mejorar el flujo sanguíneo, como agentes antiplaquetarios (anticoagulantes) y medicamentos para relajar las paredes de los vasos sanguíneos
Angioplastias: se usa un catéter (tubo hueco y largo) para crear una abertura más grande en una arteria a fin de aumentar el flujo sanguíneo. La angioplastia puede realizarse en muchas de las arterias del cuerpo. Existen varios tipos de angioplastias, con inclusión de:
Angioplastia con globo (se infla un pequeño globo dentro de la arteria bloqueada para abrir el área bloqueada)
Aterectomía (el área bloqueada dentro de la arteria se "corta" con un dispositivo minúsculo en el extremo de un catéter)
Angioplastia láser (e utiliza un láser para "evaporar" la obstrucción en la arteria)
Estent (se expande un minúsculo espiral se dentro de la arteria obstruida para abrir el área bloqueada y se deja en el lugar para mantener abierta la arteria)
Cirugía vascular: se coloca una derivación (bypass) hecha con un vaso sanguíneo de otra parte del cuerpo o un tubo de material sintético en la zona obstruida o estrecha de la arteria para redirigir el flujo sanguíneo.
Tanto para la angioplastia como para la cirugía vascular, generalmente se realiza un angiograma antes del procedimiento.
¿Cuáles son las complicaciones de una enfermedad vascular periférica?
Las complicaciones de la enfermedad vascular periférica se producen mayormente debido a una disminución o interrupción en el flujo sanguíneo. Estas complicaciones pueden incluir:
amputación (pérdida de una extremidad);
ataque cardíaco;
curación inadecuada de heridas;
restricción del movimiento producida por el dolor o malestar generado por los esfuerzos;
dolor agudo en la extremidad afectada;
derrame cerebral (las probabilidades son tres veces más altas en las personas con EVP).
Seguir un plan de tratamiento intenso para la enfermedad vascular periférica puede prevenir este tipo de complicaciones.
¿Se puede prevenir la enfermedad vascular periférica?
Principalmente, los pasos para prevenir la EVP apuntan al control de los factores de riesgo de esta enfermedad. Un programa de prevención de la EVP podría incluir:
dejar de fumar, lo que incluye evitar ser fumador pasivo y dejar los productos de tabaco;
cambios en la alimentación, que consisten en reducir las grasas, el colesterol y los carbohidratos simples (como los dulces), así como aumentar el consumo de frutas y verduras.
recibir tratamiento con medicamentos para la dislipidemia (niveles elevados de colesterol en sangre), según lo determine el médico;
pérdida de peso;
moderar el consumo de alcohol;
recibir medicamentos para reducir el riesgo de la formación de coágulos de sangre, según lo determine el médico;
llevar a cabo un plan de ejercicios;
controlar la diabetes mellitus;
controlar la hipertensión (presión sanguínea alta).
Un plan de prevención para la EVP también sirve para prevenir o retrasar el avance de la enfermedad aun después de su diagnóstico Consulte a su médico para obtener información sobre el diagnóstico y tratamiento.