Polirradiculoneuropatía desmielinizante inflamatoria crónica
¿Qué es la polirradiculoneuropatía desmielinizante inflamatoria crónica?
La polirradiculoneuropatía desmielinizante inflamatoria crónica (PDIC) es un tipo raro de trastorno autoinmune. En una enfermedad autoinmune, el organismo ataca a sus propios tejidos. En la PDIC, el organismo ataca las vainas de mielina. Éstas son las cubiertas grasas de las fibras que aíslan y protegen los nervios.
Los expertos creen que la PDIC está relacionada con la enfermedad más comúnmente conocida como síndrome de Guillain-Barré (SGB). El SGB suele considerarse una enfermedad de corta duración (aguda). La PDIC se considera una enfermedad de larga duración (crónica). La PDIC es menos frecuente que el SGB.
La PDIC suele clasificarse de la siguiente manera
Progresiva. La enfermedad sigue empeorando con el tiempo.
Recurrente. Los síntomas aparecen y desaparecen.
Monofásica. Esto significa que un brote de la enfermedad dura de 1 a 3 años y no vuelve a repetirse.
¿Cuál es la causa de la PDIC?
La PDIC se produce cuando el sistema inmunitario del organismo ataca las vainas de mielina que rodean las células nerviosas del sistema nervioso periférico. Se trata de los nervios situados fuera del cerebro y la médula espinal. Pero no está claro qué es exactamente lo que lo desencadena. A diferencia del SGB, la PDIC no suele ir precedida de una infección. No parece existir un vínculo genético con la PDIC.
¿Quién corre el riesgo de padecer PDIC?
La PDIC puede afectar a cualquier persona. Pero las personas de entre 50 y 60 años parecen más propensas a desarrollarla que las de otros grupos de edad. Los hombres tienen el doble de probabilidades que las mujeres de padecer la enfermedad.
¿Cuáles son los síntomas de la PDIC?
Los síntomas suelen ser los mismos en todos los tipos de PDIC. Pueden incluir
Hormigueo en brazos y piernas
Debilitamiento gradual de brazos y piernas
Pérdida de reflejos
Pérdida del equilibrio y de la capacidad para caminar
Pérdida de sensibilidad en brazos y piernas, que suele comenzar con la incapacidad de sentir un pinchazo.
¿Cómo se diagnostica la PDIC?
Dado que la PDIC es poco frecuente, suele ser difícil diagnosticarla correctamente, al menos al principio. El personal sanitario puede confundir sus síntomas con los del SGB debido a la similitud entre ambas enfermedades. Si los síntomas duran más de 8 semanas, el médico puede sospechar que se trata de una PDIC.
Tras elaborar un historial médico y realizar un examen físico y neurológico, el médico puede realizar dos o más pruebas para confirmar el diagnóstico. Estas pruebas pueden incluir
Análisis de sangre y orina
Un estudio de conducción nerviosa y un electromiograma para detectar daños en la mielina de los nervios periféricos. Esto implica el uso de corrientes eléctricas suaves para comprobar la función y la respuesta de los nervios y los músculos.
Una punción lumbar para ver si los niveles de determinadas proteínas relacionadas con la enfermedad son más altos de lo normal. Para ello, se introduce una pequeña aguja en la espalda y se extrae una pequeña cantidad del líquido que rodea la médula espinal (líquido cefalorraquídeo).
Una biopsia de nervio para observar cambios microscópicos en los nervios. Esta prueba rara vez se realiza.
La resonancia magnética puede mostrar inflamación de las raíces nerviosas. Las raíces son la parte del nervio donde se ramifica desde la médula espinal.
¿Cómo se trata la PDIC?
El tratamiento de la PDIC suele ser eficaz. Algunos estudios muestran que hasta 4 de cada 5 personas responden bien a la terapia. Dado que se trata de un trastorno autoinmune, los profesionales sanitarios utilizan medicamentos que suprimen la respuesta inmunitaria para tratar la PDIC. Los equipos médicos adaptan el tratamiento a cada persona y siguen de cerca su evolución. Los tratamientos para la PDIC incluyen
Medicamentos inmunosupresores
Esteroides
Inmunoglobulina intravenosa o subcutánea
Recambio de plasma (plasmaféresis)
Terapia con anticuerpos monoclonales
Vivir con PDIC
La evolución de la PDIC puede variar mucho de una persona a otra, al igual que la respuesta al tratamiento.
Recibir tratamiento lo antes posible es muy importante porque les da la mejor oportunidad de limitar los síntomas y mantener esta enfermedad bajo control. Si no buscan tratamiento para la PDIC, es probable que los síntomas empeoren a lo largo de varios años. Pueden ir desde síntomas sensoriales, como hormigueo y entumecimiento, hasta debilidad y pérdida de equilibrio. Sin tratamiento, 1 de cada 3 personas con PDIC necesitará una silla de ruedas.
En las personas con deficiencias físicas permanentes, la fisioterapia puede ser muy importante. En este tratamiento, los especialistas trabajan con ellos para mantener o aumentar la fuerza y mejorar la coordinación. Otro tipo de terapia es la ocupacional. Ayuda a las personas a aprender nuevas formas de realizar las tareas cotidianas a pesar de las nuevas limitaciones físicas.
Algunas personas con discapacidades físicas suelen sentirse tristes o deprimidas. Si esto ocurre, el profesional sanitario puede recomendarle que acuda a un especialista en salud mental. Los antidepresivos y la psicoterapia pueden ayudar a tratar la depresión. Lo mismo ocurre con los grupos de apoyo para personas que padecen enfermedades crónicas.
¿Cuándo debo llamar a mi médico?
Si le han diagnosticado PDIC, hable con su proveedor de asistencia sanitaria sobre cuándo debe llamarle. Probablemente le aconsejará que llame si nota que empeoran los síntomas o si desarrolla algún síntoma nuevo.
Puntos clave sobre la PDIC
La polirradiculoneuropatía desmielinizante inflamatoria crónica (PDIC) es un trastorno autoinmune de desarrollo lento en el que el sistema inmunitario del organismo ataca la mielina que aísla y protege los nervios del cuerpo. Se desconoce la causa exacta.
Los síntomas habituales son debilidad gradual o cambios de sensibilidad en brazos o piernas. Pueden empeorar con el tiempo o aparecer y desaparecer.
El tratamiento precoz es importante para limitar la progresión de la enfermedad. Incluye medicamentos u otros tratamientos para suprimir el sistema inmunitario.
Siguientes pasos
Consejos para aprovechar al máximo la visita al médico:
Conozca el motivo de su visita y lo que desea que ocurra.
Antes de la visita, escriba las preguntas que quiere que le contesten.
Acompáñese de alguien que le ayude a hacer preguntas y a recordar lo que le diga su médico.
En la visita, anote el nombre del nuevo diagnóstico y de los nuevos medicamentos, tratamientos o pruebas. Anote también las nuevas instrucciones que le dé su médico.
Sepa por qué le han recetado un nuevo medicamento o tratamiento y cómo le va a ayudar. Sepa también cuáles son los efectos secundarios.
Pregunte si su enfermedad puede tratarse de otra manera.
Saber por qué se recomienda una prueba o procedimiento y qué pueden significar los resultados.
Sepa qué puede esperar si no toma el medicamento o no se somete a la prueba o procedimiento.
Si tiene una cita de seguimiento, anote la fecha, la hora y el motivo de la visita.
Sepa cómo puede ponerse en contacto con su médico si tiene preguntas, sobre todo fuera del horario de consulta o durante los fines de semana y días festivos.