Virus del Nilo Occidental
¿Qué es el virus del Nilo occidental?
El virus del Nilo occidental (West Nile Virus, en inglés) pertenece a un grupo de virus conocidos como flavivirus, que son frecuentes en áfrica, Asia Occidental, Europa y Medio Oriente. Los flavivirus son transmitidos por los insectos, mayormente por los mosquitos. Otros ejemplos de flavivirus incluyen la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa, el virus del dengue y el virus de la encefalitis de San Luis (el virus del Nilo occidental está íntimamente relacionado con el virus de la encefalitis de San Luis).
El virus del Nilo occidental puede infectar a humanos, aves, mosquitos, caballos y algunos otros mamíferos. En 1999, el virus se originó por primera vez en el hemisferio oeste y los primeros casos se registraron en la ciudad de Nueva York. Desde entonces, el virus del Nilo occidental se considera una enfermedad infecciosa emergente en los EE.UU., ya que se propagó hacia la costa este y a diversos estados del sur y oeste medio.
El virus del Nilo occidental se presenta hacia finales del verano y comienzos del otoño en zonas templadas, pero se puede desarrollar durante todo el año en los climas del sur. Generalmente, el virus del Nilo occidental produce síntomas leves similares a los de la gripa. Sin embargo, el virus puede ocasionar enfermedades que ponen en peligro la vida como la encefalitis (inflamación del cerebro), la meningitis (inflamación del tejido que circunda al cerebro y la médula espinal) o la meningoencefalitis (inflamación del cerebro y la membrana que lo circunda).
¿Cuáles son los síntomas del virus del Nilo occidental?
De acuerdo con los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC en inglés), la infección por el virus del Nilo occidental en humanos no es frecuente. La mayoría de las personas infectadas por el virus del Nilo occidental sólo experimentan síntomas leves similares a los de la gripa durante unos pocos días. Generalmente aparecen entre los 3 y los 14 días posteriores a la infección.
Aproximadamente el 20 por ciento de las personas que contrae la infección desarrolla la fiebre del Nilo occidental. A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la fiebre del Nilo occidental. Sin embargo, cada persona puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
Fiebre.
Dolor de cabeza.
Dolor en el cuerpo.
Erupción cutánea en el tronco del cuerpo.
Inflamación de los ganglios linfáticos.
La forma más severa del virus del Nilo occidental (encefalitis, meningitis o meningoencefalitis ocasionadas por el virus del Nilo occidental), que se presenta en uno de cada 150 casos, la mayoría siendo adultos mayores se desarrolla cuando el virus atraviesa la barrera hematoencefálica. Los síntomas de la encefalitis, la meningitis o la meningoencefalitis ocasionadas por el virus del Nilo occidental pueden incluir:
Dolor de cabeza.
Fiebre alta.
Rigidez del cuello.
Estupor (estado de pérdida del conocimiento, letargo extremo y reacción lenta ante estímulos externos).
Desorientación.
Coma.
Temblores.
Convulsiones.
Debilidad muscular.
Parálisis.
Los síntomas del virus del Nilo occidental pueden parecerse a los de otros trastornos o problemas médicos. Consulte siempre a su médico para obtener un diagnóstico.
¿Cómo se propaga el virus del Nilo occidental?
El virus del Nilo occidental se transmite a humanos a través de la picadura de un mosquito hembra infectado. Los mosquitos adquieren el virus al picar a aves infectadas. Los cuervos y los arrendajos son las aves más comúnmente asociadas al virus, pero también se ha identificado el virus en al menos otras 110 especies de aves.
Según los CDC, el virus del Nilo occidental no se puede transmitir de persona a persona. Sin embargo, en desarrollos recientes, se documentaron diversos casos de receptores de órganos transplantados que contrajeron la enfermedad a través del órgano donado. Los funcionarios del área de la salud presumen que el donante del órgano adquirió el virus a través de una transfusión de sangre. Como consecuencia, el gobierno está trabajando en el desarrollo de un análisis de sangre que permita detectar el virus del Nilo occidental. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (US Food and Drug Administration, FDA) destaca que el riesgo de contraer el virus del Nilo occidental a través de la sangre es significativamente menor al riesgo de que un paciente deba ser sometido a un procedimiento que requiera de una transfusión sanguínea.
Tratamiento del virus del Nilo occidental
El tratamiento específico del virus del Nilo occidental será determinado por su médico de acuerdo con:
Su edad, su estado general de salud y sus antecedentes médicos.
La gravedad de la enfermedad.
Su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
Sus expectativas para la evolución de la enfermedad.
Su opinión o preferencia.
No existe un tratamiento específico para las enfermedades asociadas al virus del Nilo occidental. Si una persona desarrolla la forma más grave de la enfermedad, es decir, encefalitis o meningitis por el virus del Nilo occidental, el tratamiento puede incluir una terapia de apoyo intensiva, como por ejemplo:
Hospitalización.
Líquidos intravenosos.
Asistencia respiratoria (respirador).
Prevención de infecciones secundarias (tales como neumonía, infecciones del tracto urinario, etc.).
Cuidados de enfermería.
Prevención del virus del Nilo occidental
Actualmente, no existe ninguna vacuna que permita prevenir el virus del Nilo occidental. A continuación se presentan las recomendaciones del CDC para evitar las picaduras de mosquitos:
Aplique un repelente de insectos que contenga DEET (N,N-dietil-meta-toluamida) cuando esté al aire libre. (Si pulveriza un repelente que contenga DEET encima de la ropa, no necesita hacerlo en la piel debajo de la ropa.)
Siempre que sea posible, use remeras mangas largas y pantalones largos pulverizados con repelentes que contengan permetrina o DEET ya que los mosquitos pueden picarle a través de la ropa fina. (No aplique repelentes con permetrina directamente sobre la piel.)
Trate de no salir al aire libre durante la salida y la puesta del sol y en las primeras horas de la noche, ya que estos son los horarios en los que se producen las máximas picaduras de mosquitos, especialmente las de los mosquitos que transmiten el virus del Nilo occidental.
Elimine fuentes de agua estancada de alrededor de la casa para limitar así el número de lugares donde los mosquitos puedan poner huevos.
Acerca de los repelentes para insectos
Los mosquitos son atraídos por los olores de la piel de las personas y el dióxido de carbono que emanan las personas al respirar. Muchos repelentes contienen una sustancia química, el DEET (N,N-dietil-m-toluamida), que espanta al mosquito. Los repelentes tienen eficacia sólo a una corta distancia desde la superficie tratada, de modo que los mosquitos pueden continuar volando en un radio cercano. Siempre siga las indicaciones del repelente para insectos que utiliza para determinar la frecuencia de aplicación del repelente:
El sudor, la transpiración o el agua disminuyen el efecto del repelente, de modo que hacen necesaria una nueva aplicación del mismo.
Si no siente picaduras, no es necesario que se vuelva a aplicar el repelente.
Utilice la cantidad de repelente suficiente para cubrir la piel o la ropa expuesta. No aplique repelente sobre la piel que está debajo de la ropa. No es necesario aplicar repelente en exceso para lograr protección.
No aplique repelente sobre cortes, heridas o piel irritada.
Después de ingresar a la casa, limpie bien la zona tratada con agua y jabón.
No pulverice productos en aerosol o de aplicación mediante bomba en ambientes cerrados.
No pulverice productos en aerosol o de aplicación mediante bomba directamente sobre la cara. Hágalo en las manos y luego frótelas cuidadosamente sobre la cara, evitando el contacto con los ojos y la boca.
Según los CDC, los repelentes que contienen una alta concentración de ingrediente activo (tal como el DEET) proporcionan una protección más prolongada:
Un producto que contiene un 23,8 por ciento de DEET proporciona protección contra picaduras de mosquitos durante 5 horas.
Un producto que contiene un 20 por ciento de DEET proporciona protección contra picaduras de mosquitos durante casi 4 horas.
Un producto que contiene un 6,65 por ciento de DEET proporciona protección contra picaduras de mosquitos durante casi 2 horas.
Los productos que contienen un 4,75 por ciento de DEET y un 2 por ciento de aceite de soja proporcionan protección contra picaduras de mosquitos aproximadamente durante 1,5 horas.
Los repelentes para insectos y los niños
La Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP) recomienda que se tomen ciertas precauciones al aplicar repelente para insectos en los niños:
Utilice productos con una baja concentración de DEET, 30 por ciento o menos, en niños de 2 a 12 años de edad. (Algunos expertos sugieren que se puede aplicar un repelente de baja concentración de DEET a los bebés de más de 2 meses de edad. En el caso de los niños menores de 2 años de edad, se recomienda una sola aplicación diaria de un repelente que contenga DEET.)
Al aplicar repelente a un niño, hágalo en sus manos y luego frótelas por el cuerpo del niño.
Evite el contacto con los ojos y la boca del niño y sea prudente al aplicarlo en la zona de alrededor de los oídos.
No aplique repelente en las manos de los niños, ya que éstos pueden llevarse las manos a la boca.
No permita que el niño se aplique el repelente para insectos por sí solo.
Mantenga el repelente fuera del alcance de los niños.
No aplique repelente sobre la piel que está debajo de la ropa. Si aplicó repelente sobre la ropa, lávela antes de volver a utilizarla.
Consulte siempre al médico de su hijo para obtener más información.