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En todas las familias se comparten ciertos rasgos que pasan de una generación a otra. Recibimos dos copias de cada gen: una de nuestra madre y otra de nuestro padre. Los más evidentes son los rasgos físicos, como el color de los ojos o del pelo, que comparten padres e hijos. Menos obvios son los rasgos genéticos heredados que controlan la tendencia a desarrollar enfermedades o afecciones específicas. Por eso, si uno de sus padres tiene un gen dañado, aumenta el riesgo de que usted también lo tenga. Las pruebas genéticas son el estudio de su ADN para descubrir si está predispuesto a desarrollar una de estas enfermedades o afecciones.