Bulimia nerviosa en adolescentes
¿Qué es la bulimia nerviosa?
La bulimia nerviosa, habitualmente denominada bulimia, se define como episodios descontrolados de ingestas excesivas (atracones), por lo general seguidos de purgas (vómito autoinducido), uso incorrecto de laxantes, enemas o medicamentos que aumenten la producción de orina, ayuno o exceso de ejercicio para controlar el peso. Los atracones, en esta situación, se define como ingerir cantidades de comida mucho mayores que las que se consumirían normalmente en un período corto (por lo general menos de 2 horas). Los atracones se producen por lo menos dos veces por semana durante el menos 3 meses y pueden suceder hasta varias veces por día.
¿Qué causa la bulimia?
No se conoce la causa de la bulimia. Entre los factores que se cree que contribuyen al desarrollo de bulimia se incluyen ideales culturales y actitudes sociales respecto del cuerpo, la apariencia, autoevaluación sobre la base del peso y la forma corporal y problemas familiares.
¿Quiénes se ven afectados por la bulimia?
La mayor parte de las personas bulímicas son mujeres, adolescentes y pertenecientes a un grupo socioeconómico alto. Todos los países industrializados occidentalizados han informado casos de bulimia. Es más probable que los adolescentes que desarrollan bulimia provengan de familias con un historial de problemas alimenticios, enfermedad física y otros problemas de salud mental como trastornos afectivos o abuso de drogas. Es común que los adolescentes con bulimia también presenten otros problemas mentales, como desórdenes de ansiedad o trastornos emocionales.
¿Cuáles son los distintos tipos de bulimia?
Hay dos subgrupos de bulimia que tienen como objetivo reducir la ingesta calórica, incluidos los siguientes:
Tipo purgativo. Este tipo se autoinduce el vómito con regularidad o hace un uso incorrecto de laxantes, diuréticos, enemas u otros medicamentos catárticos (medicamentos que, a través de sus efectos químicos, sirven para aumentar la evacuación de los contenidos intestinales).
Tipo no purgativo. Este tipo usa otros comportamientos inadecuados, como el ayuno o el exceso de ejercicio, en lugar de los comportamientos purgativos regulares, para reducir la absorción calórica en el cuerpo de la excesiva cantidad de comida.
¿Cuáles son los síntomas de la bulimia?
A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la bulimia. Sin embargo, cada adolescente puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
Por lo general peso corporal normal o bajo (se perciben a sí mismos como con sobrepeso)
Episodios recurrentes de atracones (rápido consumo de cantidades excesivas de comida en un período relativamente corto, con frecuencia a escondidas), unido al miedo de no poder parar de comer durante los atracones
Vómito autoinducido (por lo general en secreto)
Ejercicio excesivo o ayuno
Hábitos o rituales peculiares para comer
Uso inadecuado de laxantes, diuréticos u otros catárticos
Menstruación irregular o ausencia de menstruación
Ansiedad
Desaliento relacionado con insatisfacción con sí mismos y su apariencia corporal
Depresión
Preocupación con la comida, el peso y la forma corporal
Cicatrices en la parte trasera de los dedos debido al vómito autoinducido
Comportamientos de alto rendimiento
Los síntomas de la bulimia pueden ser similares a otras afecciones psiquiátricas o problemas médicos. Siempre consulte al proveedor de atención médica de su hijo adolescente para obtener un diagnóstico preciso.
¿Cómo se diagnostica la bulimia?
Los padres, los docentes, los instructores o los entrenadores tal vez puedan identificar al niño o adolescente con bulimia, aunque muchas personas con este desorden al principio mantienen su enfermedad oculta y muy en privado. Sin embargo, un psiquiatra infantil o un profesional calificado en salud mental por lo general diagnostica la bulimia en niños y adolescentes. Un historial detallado del comportamiento del adolescente suministrado por los padres y los docentes, las observaciones clínicas del comportamiento del adolescente y, a veces, las evaluaciones psicológicas contribuyen al diagnóstico. Los padres que noten signos de bulimia en sus hijos puede buscar ayuda solicitando una evaluación y un tratamiento de manera temprana. El tratamiento temprano con frecuencia puede evitar problemas futuros.
La bulimia, y la malnutrición que surge como consecuencia de ella, pueden afectar de manera negativa todos los sistemas de órganos del cuerpo, lo que aumenta la importancia del diagnóstico y el tratamiento tempranos. Consulte al proveedor de atención médica de su hijo adolescente para obtener más información.
Tratamiento para la bulimia
El tratamiento específico para la bulimia será determinado por el proveedor de atención médica de su hijo según lo siguiente:
la edad de su hijo, su estado general de salud y su historia clínica
la gravedad de los síntomas
la tolerancia de su hijo a determinados medicamentos o terapias
las expectativas respecto de la evolución del trastorno
su opinión o preferencia
La bulimia, en adolescentes, por lo general se trata con una combinación de terapia individual, terapia familiar, modificación de comportamientos y rehabilitación nutricional. Entre los adultos, la terapia cognitiva-conductual y los medicamentos antidepresivos han demostrado ser eficaces. El tratamiento siempre debe basarse en una evaluación exhaustiva del adolescente y la familia. La terapia individual por lo general incluye técnicas tanto cognitivas como conductuales. Los medicamentos (por lo general antidepresivos o ansiolíticos) pueden resultar útiles si el adolescente con bulimia está ansioso o deprimido. La frecuente incidencia de complicaciones médicas durante el transcurso de la rehabilitación requiere que tanto el proveedor de atención médica y un nutricionista sean miembros activos del equipo de administración. Los padres desempeñan un papel de apoyo esencial en cualquier proceso de tratamiento.
Prevención de la bulimia
En este momento no se conocen medidas preventivas para reducir la incidencia de bulimia en adolescentes. Sin embargo, la detección y la intervención tempranas pueden reducir la seriedad de los síntomas, mejorar el proceso de crecimiento y el desarrollo normal y mejorar la calidad de vida que experimentan los niños y adolescentes con bulimia. También puede resultar útil alentar los hábitos alimenticios sanos y las actitudes realistas respecto del peso.