Pérdida de la audición en bebés
Antes de que su hijo deje el hospital o la maternidad, es necesario que le hagan una examen de la audición. Es un procedimiento indoloro y breve que le explicarán antes de realizar. Usted debería recibir los resultados antes de regresar a casa con su bebé.
Si bien la mayoría de los bebés pueden oír normalmente, entre uno y tres de cada 1,000 bebés nacen con cierto grado de pérdida de la audición. Sin embargo, sin un examen de detección o una evaluación, es posible que la pérdida de la audición no se note hasta que el bebé tenga más de un año. Si la pérdida de la audición no se descubre hasta años más tarde, no habrá estimulación de los centros de audición del cerebro. Esto puede afectar la maduración y el desarrollo de la audición. También puede retrasar el habla y el lenguaje. El desarrollo social y emocional, y el éxito en la escuela también pueden verse afectados. Muchas de las complicaciones de la pérdida de la audición pueden prevenirse con un diagnóstico y el tratamiento antes de los 6 meses de edad.
La mayoría de los casos de pérdida de la audición están presentes desde el nacimiento (congénita), pero algunos bebés desarrollan pérdida de la audición después del nacimiento. La pérdida de la audición es más probable en bebés prematuros y bebés con problemas respiratorios que han necesitado el uso a largo plazo de respiradores. También se presenta en aquellos con infecciones previas y aquellos que toman ciertos medicamentos.
Debido a estos riesgos, muchas de las organizaciones de la salud, entre ellas, los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health), el Comité Conjunto de la Audición Infantil (Joint Committee on Infant Hearing), la Academia Estadounidense de Pediatría (American Academy of Pediatrics) y la Academia Estadounidense de Audiología (American Academy of Audiology), ahora recomiendan el examen de audición universal para lactantes. Esto significa que todos los bebés recién nacidos deben ser examinados para detectar la pérdida de la audición. Con mayor frecuencia, los padres son los primeros en descubrir la pérdida de la audición de su hijo.