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Virus del Nilo Occidental en los niños

¿Qué es el virus del Nilo Occidental?

El virus del Nilo Occidental (West Nile Virus, en inglés) pertenece a un grupo de virus conocidos como flavivirus, que son frecuentes en África, Asia Occidental, Austraila, Europa y Medio Oriente. Los flavivirus son transmitidos por insectos, mayormente por los mosquitos. Otros ejemplos de flavivirus incluyen la fiebre amarilla, la encefalitis japonesa, el virus del dengue y el virus de la encefalitis de San Luis (el virus del Nilo Occidental está íntimamente relacionado con el virus de la encefalitis de San Luis).

El virus del Nilo Occidental puede infectar a humanos, aves, mosquitos, caballos y algunos otros mamíferos. El virus apareció por primera vez en 1999 en el hemisferio oeste, y los primeros casos se registraron en la ciudad de Nueva York. Desde entonces, el virus del Nilo Occidental se ha considerado una enfermedad infecciosa emergente en los EE. UU., y se ha propagado hacia el sur de la costa este y a diversos estados del sur y oeste medio. Se ha detectado en 48 estados de los Estados Unidos, excepto en Hawaii y Alaska.

El virus del Nilo Occidental aparece entre fines del verano y comienzos del otoño en zonas templadas, pero puede desarrollarse durante todo el año en los climas del sur. La mayor parte de los afectados se infecta entre los meses de junio y setiembre. En general, el virus del Nilo Occidental produce síntomas leves parecidos a los de la gripe. En casos aislados, el virus puede ocasionar enfermedades que ponen en peligro la vida, tales como la encefalitis (inflamación del cerebro), la meningitis (inflamación del tejido que rodea al cerebro y la médula espinal) o la meningoencefalitis (inflamación del cerebro y la membrana que lo rodea).

¿Cuáles son los síntomas del virus del Nilo Occidental?

Según los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades ("CDC", por sus siglas en inglés), la infección por virus del Nilo Occidental en humanos no es frecuente. La mayoría de las personas infectadas por el virus del Nilo Occidental solo experimentan síntomas leves similares a los de la gripe durante unos pocos días. En general, estos aparecen entre los 3 y los 14 días posteriores a la infección.

Aproximadamente el 20 por ciento de las personas que contrae la infección presenta la fiebre del Nilo Occidental. A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la infección por virus del Nilo Occidental. Sin embargo, cada niño puede experimentarlos de forma diferente. Entre los síntomas más comunes se incluyen los siguientes:

  • Fiebre

  • Dolor de cabeza

  • Dolor en el cuerpo

  • Erupción cutánea (salpullido) en el tronco del cuerpo

  • Ganglios linfáticos inflamados.

La forma más grave del virus del Nilo Occidental (encefalitis, meningitis o meningoencefalitis ocasionadas por el virus del Nilo Occidental), que se presenta en uno de cada 150 casos, se desarrolla cuando el virus atraviesa la barrera hematoencefálica. La mayoría de estos casos se presentan en personas mayores de 60 años. Los síntomas de la encefalitis, la meningitis o la meningoencefalitis ocasionadas por el virus del Nilo Occidental pueden incluir los siguientes:

  • Dolor de cabeza

  • Fiebre alta

  • Rigidez en el cuello

  • Estupor (estado de pérdida del conocimiento, letargo extremo y reacción lenta ante estímulos externos)

  • Desorientación

  • Estado de coma

  • Temblores

  • Convulsiones

  • Debilidad de los músculos

  • Parálisis

Los síntomas del virus del Nilo Occidental pueden parecerse a los de otras enfermedades o problemas de salud. Siempre consulte al médico de su hijo para obtener un diagnóstico.

El diagnóstico de la forma grave del virus del Nilo Occidental puede incluir exámenes como la punción lumbar (espinal), el electroencefalograma, la tomografía computada, la resonancia magnética y los exámenes de sangre.

¿Cómo se trasmite el virus del Nilo Occidental?

El virus del Nilo Occidental se transmite a humanos mediante la picadura de un mosquito hembra infectado. Los mosquitos contraen el virus al picar a aves infectadas. Los cuervos y arrendajos son las aves más comúnmente asociadas con el virus, pero también se ha identificado en al menos otras 110 especies de aves.

Según los Centros para la Prevención y el Control de las Enfermedades, el virus del Nilo Occidental no se contagia entre humanos. Sin embargo, recientemente se han documentado diversos casos de receptores de órganos trasplantados que contrajeron la enfermedad de sus donantes. Los funcionarios del área de la salud presumen que el donante del órgano adquirió el virus mediante una transfusión de sangre. Como consecuencia, el gobierno está trabajando en el desarrollo de un examen de sangre que permita detectar el virus del Nilo Occidental. Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos ("FDA", por sus siglas en inglés) destaca que el riesgo de contraer el virus del Nilo Occidental mediante la sangre es significativamente menor al riesgo de renunciar a hacerse un procedimiento que podría requerir una transfusión sanguínea.

Tratamiento para el virus del Nilo Occidental

No existe un tratamiento específico para las enfermedades relacionadas con el virus del Nilo Occidental. Si una persona presenta la forma más grave de la enfermedad, es decir, encefalitis o meningitis por el virus del Nilo Occidental, el tratamiento puede incluir una terapia de apoyo intensiva, como por ejemplo lo siguiente:

  • Hospitalización

  • Líquidos por vía intravenosa

  • Respiración asistida (respirador)

  • Prevención de infecciones secundarias (tales como neumonía o infecciones de las vías urinarias)

  • Cuidados de enfermería

¿Cómo se previene el virus del Nilo Occidental?

En la actualidad, no existe ninguna vacuna para prevenir el virus del Nilo Occidental. A continuación se presentan las recomendaciones de los CDC para evitar las picaduras de mosquitos:

  • Aplique un repelente de insectos que contenga DEET (N,N-dietil-meta-toluamida) en las zonas de piel expuesta cuando su hijo esté al aire libre.

  • Cuando sea posible, que su hijo use remeras de mangas largas y pantalones largos pulverizados con repelentes que contengan permetrina o DEET, ya que los mosquitos pueden picarle a través de la ropa fina. (No aplique repelentes con permetrina directamente sobre la piel).

  • Si rocía la ropa de su hijo, no hay necesidad de aplicar repelente con DEET sobre la piel debajo de esta. No obstante, aplique repelente con DEET sobre la piel expuesta.

  • Considere la posibilidad de que su hijo no salga al aire libre durante la salida y la puesta del sol, ni en las primeras horas de la noche, ya que estos son los horarios en que los mosquitos pican más, en especial los que transmiten el virus del Nilo Occidental.

  • Elimine fuentes de agua estancada alrededor de su casa para limitar la cantidad de lugares donde los mosquitos puedan poner huevos.

¿Qué debo saber sobre los repelentes para insectos?

Los mosquitos son atraídos por los olores de la piel de las personas y el dióxido de carbono que emanan al respirar. Muchos repelentes contienen una sustancia química, el DEET (N,N-dietil-m-toluamida), que espanta a los mosquitos. Los repelentes son eficaces solo a una corta distancia desde la superficie tratada, de modo que los mosquitos pueden continuar volando en un radio cercano. Siempre siga las indicaciones del repelente para insectos que utiliza para determinar la frecuencia de aplicación necesaria:

  • El sudor, la traspiración y el agua disminuyen el efecto del repelente, por lo que es necesaria una nueva aplicación.

  • Utilice la cantidad de repelente suficiente para cubrir la piel o ropa expuesta. No aplique repelente sobre la piel que está debajo de la ropa. No es necesario aplicar repelente en exceso para lograr protección.

  • No aplique repelente sobre cortes, heridas o piel irritada.

  • Una vez que su hijo haya regresado a casa, lave bien la zona tratada con agua y jabón.

  • No pulverice productos en aerosol o de aplicación mediante bomba en ambientes cerrados.

  • No aplique productos en aerosol o de aplicación mediante bomba sobre el rostro de su hijo. Rocíe sus manos y luego frótelas con cuidado sobre el rostro de su hijo evitando los ojos y la boca.

Según los CDC, los repelentes que contienen una alta concentración de ingrediente activo (como el DEET) proporcionan una protección más prolongada.

  • Un producto que contiene un 23.8 por ciento de DEET protege contra picaduras de mosquitos durante cinco horas.

  • Un producto que contiene un 20 por ciento de DEET protege contra picaduras de mosquitos durante cuatro horas.

  • Un producto que contiene un 6,.5 por ciento de DEET protege contra picaduras de mosquitos durante casi dos horas.

  • Los productos que contienen un 4.75 por ciento de DEET y los productos hechos con aceite de citronella, eucalipto o soja protegen contra picaduras de mosquitos aproximadamente durante 1 hora y media.

Repelentes para insectos y los niños

La Academia Estadounidense de Pediatría ("AAP", por sus siglas en inglés) recomienda que se tomen ciertas precauciones al aplicar repelente para insectos a los niños:

  • Utilice productos con una concentración de DEET de 30 por ciento o menos en niños de 2 a 12 años. (Algunos expertos sugieren que puede aplicarse un repelente con baja concentración de DEET a los bebés de más de dos meses). No existe evidencia de que utilizar concentraciones de DEET superiores al 30 por ciento brinden ningún beneficio adicional.

  • Al aplicar repelente a un niño, hágalo en sus manos y luego frótelas por el cuerpo del niño.

  • Evite el contacto con los ojos y la boca del niño, y sea moderado al aplicarlo en la zona cercana a los oídos.

  • No aplique repelente en las manos de los niños, ya que pueden llevárselas a la boca.

  • No permita que el niño se aplique repelente para insectos.

  • Mantenga los repelentes fuera del alcance de los niños.

  • No utilice combinaciones de protector solar y repelente, porque la reaplicación necesaria para evitar quemaduras por el sol expondrán a su hijo a una cantidad excesiva de DEET.

  • No aplique repelente sobre la piel protegida debajo de la ropa. Si aplicó repelente sobre la ropa, lávela antes de volver a utilizarla.

  • No aplique repelentes que contengan permetrina directamente sobre la piel de su hijo.

Consulte siempre al médico de su hijo para obtener más información.